La Guerra de Troya, el Origen de una Contienda

24.12.2020

Es muy posible que todos hayamos oído alguna vez hablar de la Guerra de Troya, sobre todo del mítico caballo de madera. Sin embargo, no tantos conocen qué origino este sangriento asedio que duró 10 años y reunió a algunos de los héroes más célebres de los mitos.

El Juicio de Paris

En la boda de Tetis y Peleo se celebró un gran banquete al que se invitó a todos los dioses excepto a Eris, la diosa de la discordia. Eris, furiosa por la ofensa se presentó en el banquete y lanzó a la mesa una manzana dorada con la inscripción "Para la diosa más bella". En ese momento tres diosas se lanzaron a coger la manzana, Afrodita, Hera y Atenea. Incapaces de llegar a un acuerdo, Hermes cogió la manzana y se la dio a un pastor que pasaba por la zona al que le preguntó cuál de las tres diosas era la más bella.

Cada una de las diosas le ofreció un regalo al pastor a cambio de que la eligiera a ella: Hera le ofreció todo el poder que pudiera desear, Atenea le ofreció vencer es cualquier batalla y Afrodita le ofreció el amor de la mujer más bella. El mortal, que no era un simple pastor sino Paris, el príncipe de Troya, escogió a Afrodita y esta hizo de Helena, la esposa de Menelao, el rey de Esparta se enamorase de Paris. El príncipe troyano raptó a la joven y la llevó a su patria, enfureciendo a Menelao.


Agamenón, el Líder Aqueo

Agamenón, rey de Micenas y hermano de Menelao, fue el encargado de liderar la flota griega en la guerra. Sin embargo sufrió una muerte trágica. La flota se reunió en el Áulide y allí uno de los soldados cazó a una cierva que estaba bajo la protección de la diosa Artemisa que como castigo detuvo todos los vientos, haciendo el viaje imposible. Para compensar a la diosa Agamenón debía sacrificar a su hija Ifigenia, el rey hizo venir a su hija con la promesa de casarla con Aquiles y cumplió con la petición haciendo que volviesen los vientos. 

Diez años más tarde, a la vuelta de la guerra Agamenón fue recibido con pasión por su esposa Clitemnestra, a pesar de haber asesinado a su propia hija. Sin embargo, esta alegría era un engaño, pues esa misma noche Clitemnestra, con ayuda de su amante Egisto, mató a su marido en venganza por que este hubiese sacrificado a su hija.

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